de baile urbano que forma parte del movimiento de la cultura hip hop surgido en
las comunidades latinoamericanas y afroamericanas en los barrios periféricos
americanos a comienzos de la década de los 70. Es posiblemente el estilo de baile
dentro del hip hop más conocido. En Melilla también se practica gracias al afán de
un grupo de quinceañeros que cada tarde se planta en la puerta del Real Club
Marítimo para superarse. La cosa es sencilla. Se agarra un buen casete, se
enchufa la música y se hace lo que se puede que, siempre, es mucho porque no
sólo hay que ser bailarín sino atleta y equilibrista. El objetivo, según Juan, uno de
los 'breakdancers' más reconocidos en la ciudad, es "hacer todo lo posible por
seguir el ritmo de la música con el mínimo apoyo sobre la superficie".
Así, no es raro observar cómo un cuerpo baile en el aire sobre la sujeción
temporal de sólo una mano o la punta del pie. La espalda "juega un papel
determinante a la hora de rotar". Sí, porque las convulsiones de giro son siempre
espectaculares cuando se realiza a la altura de los omoplatos. La mejor
puntuación está en estirar todo el cuerpo con apoyo en cabeza y cuello con los
brazos abiertos, es el 'Cristo invertido'.
Tribu
Ellos invierten en deporte y baile, oros no. Forman una tribu con perfectas
relaciones con los 'grafiteros' y los skaters (monopatinadores) y se están
postulando para ser los representantes válidos de la denominada cultura urbana.
"Hay que aprovechar la urbe para desarrollar nuevas modalidades de cultura y el
breakdance es un estilo de baile que no puede entenderse sin la calle, el asfalto e
incluso la atención de la gente que pasa".
No molestan porque son respetuosos con el medio urbano: "nosotros no
rompemos bancos ni papeleras ni ensuciamos ni nos metemos con la gente. Sólo
nos dedicamos a hacer piruetas, fruto de un entrenamiento que nos tomamos muy
en serio". Hay gente que les mira como si fueran unos bichos raros. "Nos da igual,
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